Por Héctor Favio Manrique Fierro, Director Jardín Botánico del Quindío
Afortunadamente, la palabra reciclar cada día es más común en nuestra vida, la escuchamos frecuentemente en nuestro grupo de amigos, colegios, empresa e instituciones. Y digo afortunadamente porque *reciclar es una de las formas más sencillas y eficaces que tenemos las personas de disminuir el deterioro continuo que le estamos generando a nuestro planeta.* Tiene como fin aminorar la extracción de recursos de la naturaleza y generar menos basura para ampliar la vida útil de los rellenos sanitarios. Y así afectar menos espacios de nuestro planeta con estas actividades.
Sin embargo, lo que hacemos nosotros realmente es separar productos para reciclar, porque la actividad de reciclar la realiza directamente la industria que transforma los productos que separamos en nuevos productos. Razón por la cual, si queremos ayudar a reciclar, debemos empezar a separar nuestra basura en tres recipientes diferentes. Uno para los residuos reciclables, otro para los residuos orgánicos biodegradables, residuos de vegetales, animales y sobras de comida y un tercer recipiente para los productos no reciclables.
Tal vez, estará pensando ¿para qué separar si el carro recolector empaca todo sin importarle nada? ¡Si eso es verdad! Pero quiero contarle que se separa la basura para evitar que los productos que se pueden reciclar se inutilicen al contaminarlos con aceites, comida o heces fecales que generamos en nuestro hogar y volverlos a hacer aptos para reciclar tiene un mayor costo ambiental. A su vez si separamos, mejoramos un poco la calidad de vida a esas personas que hacen una gran labor al ambiente que comúnmente llamamos recicladores, pero que en realidad deberíamos llamar recuperadores ¡Por lo menos esta vez no tendrán que meter sus manos en una bolsa de basura donde hay comida en descomposición, junto con el papel higiénico para poder extraer un producto que se puede reciclar!
Lo ideal es que entreguemos al carro recolector de basura únicamente la bolsa con productos no reciclables. La bolsa con productos reciclables la podemos entregar a nuestros recuperadores. O entregársela a empresas que realizan la recuperación de estos residuos y que son importantes generadoras de empleo como la que tiene ahora Armenia. (Les dejo su dirección web por si quieren conocer más al respecto. http://www.gestionambientalesp.com/web/). Los residuos orgánicos biodegradables los podemos compostar en nuestra casa y producir abono orgánico para las plantas, (en internet se encuentran una gran cantidad de ejemplos sencillos de composteras caseras). O en la siguiente página pueden encontrar unas muy efectivas que comercializan aquí en el Quindío https://fundaciontukay.myfreesites.net/.
Pero como dice el título de este pequeño artículo, a reciclar lo acompañan tres palabras que son: reducir, reutilizar y reflexionar. Reducir el consumo de productos con excesivos empaques. Reutilizar es darle un nuevo uso al producto para evitar tirarlo a la basura, ejemplos de esto es volver a llevar las bolsas para empacar. Y reflexionar sobre nuestros hábitos de consumo. Pensemos si es necesario: adquirir los productos mayor empacados, el pitillo, el uso de desechables, cambiar los aparatos electrónicos cada que aparece una nueva tecnología. Porque todos estos productos terminan en el relleno sanitario siendo aún totalmente útiles, en muchos casos solo por razones de vanidad de nosotros.
No olvidemos el llamado urgente que nos hace Santo Padre Francisco en su Carta Encíclica Laudato Si’ Sobre el Cuidado de Nuestra Casa, quien nos dice que “La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común. Deseo reconocer, alentar y dar las gracias a todos los que, en los más variados sectores de la actividad humana, están trabajando para garantizar la protección de la casa que compartimos… Reciclar es uno de ellos.
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